Todos alguna vez en nuestras vidas hemos sufrido algún golpe o traumatismo en nuestro cuerpo. Probablemente si haces memoria te puedas acordar de aquella ocasión que te torciste el tobillo por pisar mal o de aquella vez cuando te machucaste el dedo con la puerta del carro. Podríamos decir que en la gran mayoría de las veces inmediatamente posterior a estas lesiones presentaste dolor e inflamación en esa parte del cuerpo. Nuestro cuerpo es una maquinaria fascinante y maravillosa que está perfectamente diseñada para recuperarse de las distintas lesiones que pudiera sufrir. Los tejidos sanan por excelencia.
Así como lo vemos en la naturaleza con el pez globo que utiliza la inflamación como su aliada, muchas veces nuestro cuerpo hace uso de la inflamación para dar inicio al proceso de recuperación, siendo una gran aliada para nuestros tejidos. ¡Sí, a veces inflamarse es bueno!
Como profesionales de la salud nos han enseñado a luchar contra la inflamación prescribiendo medicamentos del tipo AINES (AntiInflamatorios No Esteroideos) como el diclofenaco, naproxeno, ibuprofeno ¿te suena alguno?; claro que hay condiciones (como las enfermedades reumáticas) donde la inflamación es parte de la enfermedad a tratar, sin embargo en el contexto de una inflamación post-traumatismo el hecho de que queramos inmediatamente eliminarla con medicamentos puede ser más perjudicial que beneficioso.
El proceso de recuperación del tejido está dividido por fases (hemostasia, inflamatoria, proliferativa y remodelación) que si bien llevan un orden estricto éstas pueden sobreponerse la una con la otra. La fase inflamatoria puede durar hasta 72 horas post-traumatismo y es por esto que investigaciones recientes han sugerido retrasar la ingesta de AINES de 2 a 4 días post-traumatismo, ya que se ha visto que estos medicamentos son capaces de interferir con los mecanismos y la formación de células necesarias para la reparación tisular.
La inflamación (y el dolor) en este contexto se producen para proteger y limitar a tu tejido de movimientos excesivos que pudieran no ser útiles y/o necesarios en el proceso de cicatrización. Es por esto que los profesionales de la salud debemos estar capacitados para poder diferenciar en qué momento esa inflamación y ese dolor dejan de ser protectores y se convierten en la patología a tratar.
Te invito a que la próxima vez que te lastimes y se empiece a inflamar esa parte de tu cuerpo, recuerdes que tu sistema esta iniciando el proceso de recuperación ante esa lesión. Importante recordar que si la situación lo amerita es recomendable acudir a recibir atención con un profesional de la salud.
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